Misión
Llamadas y unidas como Hermanas de la Providencia, mostramos la Providencia de Dios y la compasión de Nuestra Señora de los Dolores a la sociedad de nuestro tiempo.
Creemos que la presencia amorosa de Dios vigila todo el universo y permanece atenta a las necesidades de todas las personas, activa en nosotros y a través de nosotros. Esto es lo que llamamos Providencia.
Para ser el rostro humano de Dios-Providencia, nos comprometemos compasivamente con la solidaridad profética con los pobres. Nos adaptamos a la realidad cambiante del mundo y encontramos respuestas creativas a las necesidades actuales.
Como mujeres Providencia, estamos implicadas en el mundo de hoy como enfermeras, maestras, administradoras, trabajadoras sociales, guías espirituales o trabajadoras medioambientales, en los entornos en los que estamos llamadas a servir, siempre con la esperanza de que nuestras acciones sean signos de esperanza y de vida nueva.
Valores
Compasión
Comprendemos el sufrimiento de los demás y adoptamos medidas concretas para aliviarlo y mejorar la situación de los necesitados.
Respeto y dignidad de la persona
Estamos con todos aquellos que no tienen voz ni hogar, sea cual sea su sufrimiento o condición, al igual que Émilie Tavernier-Gamelin se ha mantenido firme a través del dolor, las acusaciones, la enfermedad y las pruebas internas.
Justicia
Actuamos de forma responsable con las personas o grupos cuyos derechos no están reconocidos para garantizar la igualdad de oportunidades y el respeto de las necesidades y la dignidad de todos los seres humanos.
Recepción
Cultivamos la apertura y una actitud acogedora en nuestros respectivos entornos, para poder responder lo mejor posible a las crecientes necesidades que nos rodean, en la sociedad y en la Iglesia.
Audacia
Caminamos en nuestro entorno y adaptamos nuestras acciones a un mundo en constante cambio, confiando en la Providencia.
Proteger la creación
Trabajamos para salvar el planeta Tierra, cada vez más amenazado por cataclismos de todo tipo y por la negligencia humana. Este respeto por la Creación se refleja en todas nuestras actividades y acciones: uso del agua, la energía, el espacio, las nuevas tecnologías, los bosques, etc.
Espiritualidad
Cuando Émilie Tavernier-Gamelin enviudó y perdió a sus tres hijos, fue llamada a acercarse a la Virgen de los Dolores, de pie al pie de la Cruz de su Hijo Jesús. Su contemplación de los sufrimientos de María la llevó a continuar su compromiso con los pobres, y su apostolado entre ellos la devolvió a la contemplación de María, que le dio nuevas fuerzas para comprometerse con los más desamparados.
Este movimiento en espiral, vivido por nuestra Fundadora, nos invita a su vez a adoptar la misma mirada contemplativa, a comprometernos de forma real y sostenida con y por las personas necesitadas. Es la profunda espiritualidad de Émilie la que sustenta nuestra misión.
Como Émilie entró en contacto con el gran San Vicente de Paúl y su amor a los pobres desde los primeros años de la fundación (1843), las Hermanas de la Providencia quisieron que su espiritualidad estuviera impregnada de las Reglas de las Hijas de la Caridad, según San Vicente de Paúl, que se convirtió en uno de los primeros patronos de la Congregación.